La palabra “duende” suele usarse para describir un conjunto de figuras del folklore asociadas a espacios domésticos, bosques, cuevas o límites del territorio. Sin embargo, en la práctica contemporánea, el término también se emplea para nombrar símbolos culturales, personajes artísticos o narrativas turísticas.
De la tradición al símbolo
En Europa, el “duende” aparece en múltiples variantes (doméstico, travieso, guardián, liminal), con funciones que van desde explicar lo extraño hasta personificar normas sociales. En América Latina, la figura llega por influencias coloniales y se mezcla con imaginarios locales, generando nuevas versiones híbridas.
Cuatro niveles para no confundirnos
- Mito / relato tradicional: narración oral transmitida entre generaciones, con variaciones.
- Folklore: conjunto de prácticas y narraciones asociadas a identidad comunitaria.
- Superstición: atribución causal (suerte, daño, protección) sin verificación; puede circular masivamente.
- Símbolo cultural contemporáneo: relectura artística, turística o mediática que resignifica al duende.
Herramienta de lectura: si una afirmación sobre duendes se presenta como “hecho”, conviene preguntar ¿dónde está documentado? y ¿quién lo afirma y con qué evidencia?